***La prócer ecuatoriana Manuela Sáenz falleció el 23 de noviembre de 1856 a los 60 años de edad durante una epidemia de difteria que azotó el norte de Perú. Su papel en la lucha independentista ha sido reducida al papel de amante del Libertador Simón Bolívar
Noticias Capital/Nueva Prensa.
Ciudad Guayana. Hace 166 años dejó de existir Manuela Sáenz Aizpuru, patriota ecuatoriana reconocida por la historiografía hispanoamericana como heroína de la Independencia de América del Sur. Es conocida también como la «Libertadora del Libertador», pues entre 1822 y 1830 fue la compañera sentimental de Simón Bolívar.
Hija de Simón Sáenz Vergara, español, y de la criolla María Joaquina de Aizpuru, Manuelita Sáenz había nacido en Quito un 27 de diciembre, en 1795 ó 1797 (al respecto hay discrepancia entre las fuentes).
Su madre —sobre esto tampoco se tiene certeza histórica— murió el día que nació Manuela o, según otras versiones, dos años más tarde, por lo cual la niña fue entregada al Convento de las Monjas Conceptas (Real Monasterio de la Limpia e Inmaculada Concepción), en el que vivió los primeros años de su vida.
Completada su formación en el convento, pasó al monasterio de Santa Catalina de Siena (Quito), de la Orden de Santo Domingo, recibiendo la clase de educación que en aquellos tiempos se impartía a las señoritas de las familias pudientes de la ciudad.
Aprendió a bordar, a elaborar dulces y a comunicarse en inglés y francés, habilidades y labores con las que se mantendría en sus años de exilio en Paita (Perú).
A los 17 años huyó del convento, al parecer, luego de ser seducida por un oficial del Ejército Real. Dos años más tarde, en diciembre de 1816, conoció en Quito a James Thorne, acaudalado médico inglés, veintiséis años mayor que ella, que entonces tenía 19 años.
Su padre, por razones de conveniencia, de acuerdo a los usos de la época, pactó su boda para julio de 1817, celebrándose el matrimonio en Lima, ciudad que no conocía las condiciones «ilegítimas» de su nacimiento.
Por tal razón, Manuelita fue inicialmente aceptada en el ambiente aristocrático de la ciudad virreinal, donde se involucró de lleno en actividades políticas, en el marco del descontento creciente hacia las autoridades españolas, situación en la cual las mujeres ejercieron una gran influencia en los círculos virreinales, como ocurría usualmente en todo lo que tenía que ver con la obtención de empleos y cargos para sus padres, esposos e hijos.
Informadas de los acontecimientos en el virreinato, muchas de aquellas damas, entre ellas Manuela, participaron de manera decidida en los movimientos revolucionarios, apoyando la causa de Bolívar en la Nueva Granada y de San Martín en el Perú. Manuela contribuyó decididamente en el cambio del Batallón Numancia, del cual formaba parte su hermano José María, hacia las filas patriotas. José de San Martín, luego de tomar Lima y proclamar su independencia el 28 de julio de 1821, le confirió a Manuelita Sáenz el título de Caballeresa de la Orden “Sol del Perú”.
Manuela regresó al Ecuador en 1821, para reclamar la parte que le correspondía como herencia. El 16 de junio de 1822 vería por primera vez a Simón Bolívar, durante la entrada triunfal del Libertador a Quito. Así describe el momento en su diario: “Cuando se acercaba al paso de nuestro balcón, tomé la corona de rosas y ramitas de laureles y la arrojé para que cayera al frente del caballo de S.E.; pero con tal suerte que fue a parar con toda la fuerza de la caída, a la casaca, justo en el pecho de S. E. Me ruboricé de la vergüenza, pues el Libertador alzó su mirada y me descubrió aún con los brazos estirados en tal acto; pero S. E. se sonrió y me hizo un saludo con el sombrero pavonado que traía a la mano”.
Al encontrarse de nuevo en un baile de bienvenida al Libertador, Bolívar le dirigió estas palabras: «Señora: si mis soldados tuvieran su puntería, ya habríamos ganado la guerra a España». Poco después, Manuela y Simón Bolívar se convirtieron en amantes y compañeros de lucha. En 1823 Manuelita le acompañó al Perú y permaneció a su lado durante buena parte de las campañas, participando en ellas activamente, hasta culminar la gesta libertadora.
Manuela Sáenz combatió en la Batalla de Pichincha, recibiendo el grado de teniente de húsares del Ejército Libertador. Posteriormente luchó en Ayacucho bajo las órdenes del mariscal Antonio José de Sucre, quien le sugirió a Bolívar su ascenso a coronela, rango que le fue concedido.
Lograda la Independencia, Bolívar y Manuela se radicaron en la ciudad de Santa Fé de Bogotá, donde el 25 de septiembre de 1828, el Libertador sufriría un atentado que se frustró gracias a la valiente intervención de Manuelita. Sus enemigos políticos, conjurados para darle muerte aquella noche, fueron descubiertos por Manuela al entrar al palacio de San Carlos (actualmente sede de la Cancillería de Colombia). La valiente mujer se plantó frente a los rebeldes, dando tiempo a que Bolívar salvara su vida escapando por la ventana. Por estas acciones, el mismo Bolívar la llamó la Libertadora del Libertador.
Después del fallecimiento de Bolívar, el gobierno de Francisco de Paula Santander desterró a Manuelita Sáenz de Colombia, por lo cual hubo de marchar exiliada a Jamaica. Regresó a Ecuador en 1835, pero su pasaporte fue revocado, decidiendo entonces instalarse en el pueblo de Paita, al norte del Perú. Allí sería visitada por personajes como el patriota italiano Giuseppe Garibaldi (quien la acompañó en sus últimos momentos), el escritor peruano Ricardo Palma (que se basó en sus relatos para redactar parte de sus Tradiciones peruanas) o el venezolano Simón Rodríguez. Durante los siguientes 25 años viviría de la venta de tabaco, de traducir y escribir cartas para los balleneros americanos que pasaban por la zona, de bordar y hacer dulces por encargo.
Manuelita Sáenz falleció el 23 de noviembre de 1856, a los 59 años de edad, en la población de Paita, Perú, durante una epidemia de difteria que azotó la región. Su cuerpo fue sepultado en una fosa común del cementerio local y todas sus posesiones fueron incineradas, incluyendo una parte importante de las cartas de amor de Bolívar y documentos de la Gran Colombia que aún mantenía bajo su custodia. Manuelita entregó a O’Leary gran parte de los documentos con que este elaboró la voluminosa biografía sobre el Libertador, de quien Manuela llegó a decir: «Vivo adoré a Bolívar, muerto lo venero».
OTRAS EFEMÉRIDES
1851: Andrés Bello es nombrado Correspondiente de la Real Academia Española
1912: Fundación el equipo Deportivo Cali
1972: Fundación del periódico el Sol de Margarita
1982: Los restos mortales de Rafael María Baralt son ingresados al Panteón Nacional
1983: Estrenan la película La Fuerza del Cariño
2012: Última emisión de iCarly
Día Nacional del Transportista
Día Internacional del Asesor de Imagen
NACIMIENTOS
1876: Manuel de Falla, compositor español de música clásica
1962: Nicolás Maduro político, diplomático y dirigente sindical venezolano
1983: Nasser Al-Shamrani, futbolista saudí
1983: Thomas Pridgen, batería estadounidense, de la banda The Mars Volta
1992: Miley Cyrus; Actriz, cantante y filántropa estadounidense
FALLECIMIENTOS
1856: Manuela Sáenz; patriota quiteña. Es conocida como la Libertadora del Libertador
1990: Baudilio Díaz, beisbolista venezolano
1994: Álvaro del Portillo, obispo español opusdeísta
2002: Roberto Matta, pintor chileno
2011: Luis Fernando Jaramillo, político y empresario colombiano
SANTORAL
San Anfiloquio de Iconio
Santa Cecilia Yu So-sa
San Clemente I
San Clemente de Metz
San Columbano de Luxeuil
Santa Felicidad de Roma
San Gregorio de Agrigento
Santa Lucrecia de Mérida
Santa Mustiola
San Severino recluso
San Sisinio de Cícico
San Trudón de Sarquinium
Beata Margarita de Saboya
Beata María Cecilia Cendoya y Araquistain
Beato Miguel Agustín Pro
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